Se caracteriza por una claridad en el encuadre. Composiciones geométricas, regulares, equilibradas, estáticas. El dibujo contribuye a inmovilizar el movimiento. Los distintos planos del cuadro se delimitan claramente a través de las perspectivas de líneas confluyentes.
Practican un realismo idealista: ennoblecen el modelo, tratan de sugerir un cierto tono heroico, mediante un dibujo decidido yunas formas despegadas del fondo.
Destaca el dibujo sobre el color. Colores pobres y poco ruidosos. Tratan de acercar la pintura a la escultura, algunos exaltados llegaron a proponer la eliminación del color de la pintura. Los pintores más importantes fueron David (El Juramento de los Horacios) y Mengs.
El cuadro representa un momento decisivo de la guerra entre romanos y etruscos. Las tropas etruscas atacan Roma y entre los ciudadanos romanos surgen voluntarios para contener su avance. La obra representa el momento en que Horacio Cocles y sus hermanos juran ante su padre defender con su vida la ciudad de Roma. La guerra entre Alba y Roma, ciudades del Lacio unidas por vínculos de sangre, fue resuelta mediante el enfrentamiento de los tres hermanos Horacios, romanos, y los tres Curiáceos, albanos. El combate era a muerte. Uno de los Horacios logró vencer. En cambio, su victoria quedó ensombrecida por las lamentaciones de su hermana Camila, prometida con uno de los Curiáceos. El Horacio vencedor dio muerte a su hermana. Cuando los lictores lo apresaron, el padre de los Horacios salió en defensa de su hijo aludiendo a la entrega a la causa cívica. El joven Horacio volvió a ser aclamado como un héroe.
Sobre un fondo de sobrias columnas se sitúan dos grupos. A un lado los ciudadanos-soldados, erguidos, orgullosos y decididos, y al otro las mujeres y niños, mostrando el dolor por el sacrificio. En el centro se sitúa el anciano padre que vuelto de espaldas al grupo de mujeres, elige asumir con decisión el sacrificio de sus hijos. El grupo de las mujeres de la derecha es piramidal y se compensa por el dinamismo del grupo masculino a la izquierda que representa el dinamismo. Serenidad clásica y potencia de espíritu se unen. El efecto final es el de un equilibrio que se rompe con la energía de las manos, energía moral, sentimental y anímica. En las manos confluye la triple línea que caracteriza la pintura de David, el Neoclasicimo, Romanticismo y Realismo. Los tres arcos establecen la estructura de tríptico, en cada hueco de penumbra se estructuran los grupos. Si en primer término predomina el dolor, la incertidumbre tiene lugar en la penumbra del fondo. Todo responde en definitiva al objetivo de exaltar el modelo representado por la virtud y la moral de la Roma republicana. La pincelada es lisa, imposible de apreciar su huella, el resultado es el de una superficie pulida. Grandes calidades textiles en los atavíos y sensación sanguínea en los cuerpos. David capta por igual la calidez en el compromiso humano que la frialdad en el metal de las espadas.
La pintura romántica
La irregularidad invade el cuadro y lo satura de movimiento y dramatismo. La composición resulta aparatosa, se mezclan los planos, el fondo avanza al primer plano la atmósfera oscurece las figuras.
Buscan el realismo expresionista, simplificando los modelos para impresionar con lo esencial. Crean las formas mediante masas de color. Derrochan el color sobre sus lienzos, desbordando las ataduras del dibujo. Predominan los colores fuertes y violentos: rojos-sangre, morado-eclesial, amarillos, ocres, violetas. Estudian la luz desde el color. Contrastan colores contrapuestos, luces y sombras. Los principales pintores son Gericault, Delacroix (La libertad guiando al pueblo 1830), Constable y Turner (Lluvia, vapor y velocidad 1844).
La pintura es un óleo sobre lienzo de 91cm. x 12
cm., que representa, en el contexto de la pintura inglesa, un intento aislado y vanguardista de expresar la luminosidad y el carácter atmosférico del espacio por medio del color. Incluso por el tema elegido, Lluvia, vapor y velocidad ha de considerarse como un ejemplo de la personalidad progresista de su autor, quien opone un símbolo de la técnica moderna, el ferrocarril, a las viejas fuerzas de la naturaleza. Turner ha realizado un cuadro con lluvia de verdad, tras la que hay un sol auténtico y de un momento a otro esperamos ver el arco iris, Mientras, se nos echa encima un tren que realmente avanza a 50 millas por hora (...) Ante la locomotora hay una liebre simbolizando la velocidad; a la derecha se vislumbra un arado en un campo lejano como representación de una sociedad que desaparece. No sólo la locomotora se mueve: el hombre y la naturaleza son para el artista dos mundos en continua mutación.
Desde el punto de vista formal lo que destaca es la DISIPACIÓN PROGRESIVA DEL TRAZO. La forma se disuelve para identificar el tema con el color o lo que es igual: el dibujo prácticamente ha desaparecido y las tonalidades muy tamizadas se independizan de su relación con los objetos y adquieren protagonismo por sí mismas. La forma remite al color y éste a la luz -la del tiempo meteorológico y la estación- con lo que se anticipa al impresionismo aunque, como veremos, este movimiento quitará dramatismo a los temas.
La técnica de Turner es muy variada, realizó constantes experimentos. Utilizó tanto la acuarela, que le servía para traducir cromáticamente sus temas de una manera rápida, sin definirlos apenas, hasta el óleo como en este lienzo, pero con un procedimiento muy efectista ya que compone el cuadro con amplias manchas de color, toques puntillistas y rasgos esgrafiados en la masa pictórica, técnica que no tiene precedentes validos en la tradición paisajística. Turner intenta conseguir los efectos de la acuarela en la pintura al óleo, por esto, en sus lienzos, el color sustituye al dibujo como elemento esencial de la composición y las formas acaban por diluirse en un juego de luces, aspecto admirado por los impresionistas.
El Realismo
Frente a la visión fantástica del Romanticismo, a partir de 1848 se desarrolla un movimiento pictórico que pretende atenerse a los datos de la realidad visual, sin idealizar los modelos.
El Realismo aprovecha los cambios introducidos por el Romanticismo pero con pretensiones diferentes. Frente al deseo de evasión romántico, acentúan al apogeo de la realidad presente; desaparece la visión subjetiva de la misma. Los temas serán menos heroicos y amables; se representan campesinos de rostro agrietado y pobre vestimenta, emigrantes, sirvientes, etc... Se busca ante todo transmitir escenas con total fidelidad.
Coincide el realismo con la primera difusión de la fotografía con la que guarda una cierta relación formal. La situación histórica del momento (Revolución de 1848, agudización de la lucha de clases, etc.), estimula a muchos artistas realistas que se adhieren al socialismo militante, asumiendo los sufrimientos de los desposeídos y convirtiendo su pintura en un instrumento de crítica social.
Del realismo hay que destacar su tratamiento de la luz. Ella es la que crea los volúmenes y las formas. Esta revalorización del color sobre la línea es un claro precedente del Impresionismo.
A este movimiento artístico pertenecieron Gustave Cpurbet, Honore Daumier y J.F Millet
Gustave Courbet, «Entierro en Omans». Fue éste uno de los cuadros de Courbet que más escandalizaron a la crítica y al público por la temática tratada, considerada
inadecuada para la representación pictórica, y por la implacable objetividad con que retrata a los diferentes personajes rurales.
J. F. Millet (1814-1875), «El Ángelus». Pertenece a la escuela de Paisajistas de Barbizon. Pintor de temas campesinos en sus faenas diarias contemplados con simpatía y ternura. Sus cuadros son una queja y una acusación contra la explotación y la dureza del trabajo de los humildes... Supo captar como nadie la luminosidad de los amplios horizontes de las llanuras cerealistas francesas. Los personajes, en Millet, carecen de individualidad y son tratados como símbolos. Su realismo deriva del carácter
cotidiano y sencillo de sus gestos. La simplificación de formas y volúmenes, junto a los trazos enérgicos y firmes de su dibujo, confieren a las composiciones un carácter inmóvil, pesado y sobrio, pero Heno de armonía y sosiego.
cotidiano y sencillo de sus gestos. La simplificación de formas y volúmenes, junto a los trazos enérgicos y firmes de su dibujo, confieren a las composiciones un carácter inmóvil, pesado y sobrio, pero Heno de armonía y sosiego.
En "El Ángelus" aparece en primer plano un matrimonio de campesinos que, al atardecer, se han detenido a rezar el Ángelus (oración que en honor de la Encarnación de Cristo en el seno de la Virgen se rezaba por la mañana, a mediodía y al atardecer) durante su trabajo. Están cavando patatas que, puestas en sacos, serán transportadas en un pequeño carretillo hasta el pueblo que se percibe al fondo, en la línea del horizonte.
El Ángelus es una obra de 1858-9. El contenido cobra un carácter casi poético: una pareja de campesinos deja de trabajar y se pone a rezar ante el toque de ángelus de las campanas de la torre de la iglesia del pueblo que se sitúa al fondo. El hombre se quita el sombrero mientras la mujer junta sus manos en oración a la par que ambos inclinan la cabeza.
La atmósfera, conseguida con una pincelaba vaporosa y un colorido apagado y sobrio, está extraordinariamente matizada y conseguida, y confiere al momento un intimismo y un misticismo sobrecogedores.
EDUARD MANET (1832-1885)El Ángelus es una obra de 1858-9. El contenido cobra un carácter casi poético: una pareja de campesinos deja de trabajar y se pone a rezar ante el toque de ángelus de las campanas de la torre de la iglesia del pueblo que se sitúa al fondo. El hombre se quita el sombrero mientras la mujer junta sus manos en oración a la par que ambos inclinan la cabeza.
La atmósfera, conseguida con una pincelaba vaporosa y un colorido apagado y sobrio, está extraordinariamente matizada y conseguida, y confiere al momento un intimismo y un misticismo sobrecogedores.
Citado siempre como el precursor del impresionismo, es también un representante de la escuela realista pese a que desaparecen las preocupaciones sociales de su pintura.
Estudió e imitó a los clásicos (Hals, Velázquez, Coya, etc.). Oscila entre la tradición académica, cuyo seguimiento le podía acarrear el reconocimiento oficial y el deseo de experimentar y expresar sus propias ideas. Serán éstas las que le darán fama universal, al sentar las bases del futuro movimiento impresionista.
Con todo, en su tiempo los críticos le acusan de falta de acabado y de una pobre base de dibujo, y, en alguna ocasión, de inmoralidad. Utiliza frecuentemente temas hispánicos o inspirados en pintores españoles.
«Almuerzo sobre la hierba» de 1863 fue uno de sus cuadros más polémicos. La interpretación del espacio se basa en una combinación de estructuras triangulares en los diferentes planos que dan profundidad a la composición. El claro del bosque situado en la parte central y superior de la composición es el ápice del triángulo global formado por las cuatro figuras. Esta misma estructura triangular está repetida de forma perpendicular al plano pictórico. Existen otras muchas estructuras triangulares obtenidas a partir de la disposición anatómica de las figuras representadas. Este recurso compositivo lo toma Manet del Renacimiento (se le acuso de copiar el «Concierto Campestre» de Giorgione).
No ocurre lo mismo con la técnica pictórica donde prescinde de la técnica académica consistente en modelar las figuras tridimensionalmente. Manet utiliza manchas de color anchas y planas con muy poca profundidad. (Esto es visible sobre todo en el grupo de la figura central.)
Manet simplifica las formas, las hace menos lineales pintándolas muy ligeramente. Por ejemplo, en el fondo el follaje y los reflejos en el agua están simplemente insinuados con pinceladas flojas. Otras formas están definidas por contrastes tonales como ocurre en los troncos de los árboles o en las orillas del riachuelo del centro de la composición.
«Almuerzo sobre la hierba» de 1863 fue uno de sus cuadros más polémicos. La interpretación del espacio se basa en una combinación de estructuras triangulares en los diferentes planos que dan profundidad a la composición. El claro del bosque situado en la parte central y superior de la composición es el ápice del triángulo global formado por las cuatro figuras. Esta misma estructura triangular está repetida de forma perpendicular al plano pictórico. Existen otras muchas estructuras triangulares obtenidas a partir de la disposición anatómica de las figuras representadas. Este recurso compositivo lo toma Manet del Renacimiento (se le acuso de copiar el «Concierto Campestre» de Giorgione).
No ocurre lo mismo con la técnica pictórica donde prescinde de la técnica académica consistente en modelar las figuras tridimensionalmente. Manet utiliza manchas de color anchas y planas con muy poca profundidad. (Esto es visible sobre todo en el grupo de la figura central.)
Manet simplifica las formas, las hace menos lineales pintándolas muy ligeramente. Por ejemplo, en el fondo el follaje y los reflejos en el agua están simplemente insinuados con pinceladas flojas. Otras formas están definidas por contrastes tonales como ocurre en los troncos de los árboles o en las orillas del riachuelo del centro de la composición.
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